Un uso con historia
Antes de que naciese la Química Farmacéutica todos los medicamentos procedían de la naturaleza. De hecho, no empezaron a aislarse las drogas y a utilizarse sustancias sintéticas hasta finales del siglo XIX. La medicina moderna tiene su base en la tradición. Un caso muy conocido es el de la aspirina. Su principio activo, el ácido acetilsalicílico, procede de la corteza del sauce que hace más de 2.000 años ya se utilizaba en China para eliminar el dolor y bajar la fiebre.
Pero la aspirina no es la única que tiene su origen en la naturaleza, existen muchos medicamentos de uso hospitalario elaborados a base de plantas medicinales. Ejemplos de ello son la digoxina, con la que se tratan algunas dolencias del corazón y que se extrae de la dedalera, y la morfina, que se obtiene de la adormidera.
ESTRICTOS CONTROLES DE CALIDAD
Las investigaciones científicas han permitido avanzar en el conocimiento de los principios activos de las plantas y sus efectos adversos. Además, a lo largo de los años, han aumentado los controles sobre los productos fitoterápicos y, en la actualidad, están sometidos a una estricta vigilancia. Los laboratorios dedicados a la fabricación de productos de medicina natural someten a los productos a base de plantas a exhaustivos controles tanto en origen como durante el proceso de producción. En muchos casos cumplen las normas GMP que son las mismas que la Agencia Española del Medicamento exige a los laboratorios farmacéuticos. A la hora de su puesta en el mercado es notificado a las Autoridades Sanitarias competentes que le otorgan autorización.
La OMS y la medicina integrativa
La Medicina Natural no debe sustituir a los medicamentos prescritos para las enfermedades cuyo diagnóstico y tratamiento es exclusivo de la medicina alopática. Sin embargo, está científicamente probado que la fitoterapia puede ser muy útil para aliviar y afrontar determinados síntomas y, en otros casos, para ayudar a cambiar las condiciones que favorecen la aparición de la enfermedad. De ahí que la tendencia médica actual pase por la llamada Medicina Integrativa, es decir, englobar la medicina convencional y la medicina natural.
Se trata, ni más ni menos, de seguir los consejos de la Organización Mundial de la Salud que insta a integrar las terapias y los productos naturales en los sistemas sanitarios, del mismo modo que sucede ya en muchos países como Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Portugal, México o China, entre otros.